En nuestro país, el 21.5 % de la población es joven, es decir la población de 18 a 29 años es de 5,899.007 jóvenes[1]. A esta población que se encuentra en pleno desarrollo y con facultades para aportar en el desarrollo de su país se le conoce como “bono demográfico”, pues su potencial y la poca carga que le genera al estado en áreas como salud o jubilación, generan una enorme oportunidad para el desarrollo de la nación.
Foto de IPEDEHP |
Este proceso es a su vez un compromiso para quienes se encuentran comprendidos en este rango, pues el aporte que puedan hacer como ciudadanos se verá reflejado no solo en la sociedad, sino en aquella en la que sus hijos crezcan.
Esta población se encuentra muy vinculada con un fenómeno que afecta a nuestra población, pero en mayor medida a los jóvenes, pues son víctimas o victimarios, eso es la Seguridad Ciudadana, este tema es quizás uno de los más complicados en nuestra ciudad y porque no decirlo en nuestro país.
Diversas promesas electorales se desarrollaron durante las últimas dos campañas electorales, desde helicópteros patrullando la ciudad hasta el servicio militar obligatorio, sin embargo ninguna de estas propuestas tuvo eco en los actuales mandatarios y respuestas eficientes se siguen esperando.
Un reciente estudio de Ipsos Apoyo realizado en Lima y publicado en el Diario El Comercio, refleja que el 84% de peruanos siente temor en las calles. Según la misma encuesta Lima es la ciudad más riesgosa del país para el 75% de encuestados, sin embargo, el 59% de estos afirma que ante un acto de violencia no hace nada o se aparta.
Hace algunas semanas, la prematura muerte de Walter Oyarce estremeció a más de uno, un joven universitario fue arrojado del palco del estadio Monumental en pleno desarrollo de un encuentro deportivo, esto generó gran rechazo en la población, sobre todo de los jóvenes, por lo que el sábado pasado se realizó la caminata No Manches la pelota, como una muestra de la población por manifestar su rotundo rechazo contra los actos de violencia.
Ante ello, los jóvenes podrían aportar mucho en la construcción de políticas y programas destinados a frenar este flagelo desde estrategias que vayan acorde con sus edades e intereses, construyendo una Cultura de Paz, promoviendo el dialogo y generando entre pares estrategias acordes con sus edades, con el uso de las redes sociales, reconociendo la labor que desarrollan organizaciones de jóvenes.
Esto se construye en base de experiencias exitosas que se desarrollan en el tema, muy cerca nuestro, en Centroamérica, existe una experiencia que en su desarrollo viene involucrando a muchos jóvenes, esta experiencia es Armando Paz, proyecto de la Organización de los Estados Americanos – OEA y financiado por USAID, cuyo objetivo principal es sensibilizar y movilizar a los jóvenes con respecto a la responsabilidad que tenemos todos en la construcción del Bienestar Común y la Cultura de Paz, previniendo con ello la violencia entre las juventudes centroamericanas a través del diálogo social, el arte y los medios.
La adecuación de espacios de recreación en instituciones educativas, la labor que como universitarios pueden desarrollar con los jóvenes de su localidad, del barrio de la calle en la PROMOCIÓN DE VALORES en los jóvenes es un reto, diversas formas para implementarlo, solo se deben animar y organizarse.
Esta es una oportunidad para todas y todos los jóvenes, en la que pueden aportar en el desarrollo de nuestras sociedades, mediante la utilización de nuevas estrategias, aquellas en las cuales se divierten y comunican, también puedes servir, y así lo vienen haciendo en otros lugares, para sensibilizarnos, esta es la oportunidad para probarlo.
Karina Cisneros Casas
[1] ASIS, investigación realizada por el Fondo de Población de las Naciones Unidas y el Ministerio de Salud.
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