POR: ERICH LLALLIRE BELLIDO.
Hace pocas semanas, Alan García impactó en la opinión pública manifestando un sorpresivo obsequio que, según él, bendecirá y protegerá la capital. Un decorado extremadamente innecesario si lo comparamos con las verdaderas carencias de nuestros sufridos hermanos de la sierra y el sur.
Nuevamente Lima se ve segmentada, unos atacan, algunos resguardan y otros ignoran la existencia de esta gigantesca efigie erigida en la, hasta hace poco, intangible y olvidada zona heroica, el Morro Solar del distrito limeño de Chorrillos.
Su nombre es L.OV.E. (11m) escultura que generó gran polémica en Milán. |
El Cristo del Pacífico, nombrado así por nuestro insistente Presidente, no sólo creó la pulla cuando vislumbramos que es casi idéntico al símbolo brasileño en el Corcovado, sino también porque jamás fue un proyecto consultado ni autorizado por autoridades mediante documentación factible ni formal, simplemente fue un sueño hecho realidad.
¿Por qué fue un Cristo? ¿Qué agradecía el consorcio Odebrecht efectuando el sueño de nuestro fachendoso presidente?... Muy a pesar de que, a caballo regalado no se le mira el diente, muchos también intuíamos que era una humeante cortina para desviar el interés por las revueltas internas del país y de las últimas jugadas de los funcionarios que se van.
“El ministro de Cultura debió mostrar su disenso y no defender lo indefendible... la falta de instituciones en el país promueve que un Presidente, cual Rey, pueda hacer lo que quiera, como quiera y donde quiera… No hay que ser ningún radical para afirmar que se trata de una obra demencial”, según el experto en política cultural y asesor de la Municipalidad de Lima, Víctor Vich Flórez.
Sin duda, una eterna polémica que quedará impregnada en el acrílico y en la anécdota.
"El Obelisco" (44m) en honor a los vencedores de la independencia en Ayacucho. |
Es así que de este acontecer, el único exento de culpa resulta siendo el monumento, que fue traído desde Brasil, él quedará acompañándonos como una fuente material que marca la historia, así como las hay en cada plaza o centro donde hay que honrar ‘algo’.
Los monumentos son el común denominador para nuestra novena edición. Sean de piedra o sean de carne seguirán siendo arte, aquellas quietas esculturas que por sus destacadas temáticas, posiciones y gestos transmiten hidalguía, generosidad, belleza, recuerdos conmemorables o simplemente un vano total que carece de sentido.
Cada escultura tallada tiene su porqué, su anécdota, su cimiento histórico, quizá muchos lo ignoramos y ni la vista y el interés brindamos. Ampliemos juntos nuestra cultura conociendo qué historias nos ocultan y qué hecho marcó su existencia o qué aborda el tallado de una imagen a través de su edificación.
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