martes, 10 de mayo de 2011

TINTERO

nueve millones. Convirtiéndola en una de las ciudades más pobladas de Sudamérica. Con esta cantidad de habitantes, es muy complicado transportarse, no solo por la cantidad. Sino por la abundancia de medios de transporte variopintos como: son las couster, los ómnibus y que decir de las combis.
En el Perú existe un aproximado de 29 millones de habitantes, Y que sólo en Lima, habitan
Quién no ha utilizado este medio para trasladarse de un lugar a otro, tan común en la sociedad peruana y especial en la limeña. Aquí una historia muy nuestra. Algunas viejitas y descuidadas, otras modernas y relucientes, no hay diferencia en su aspecto ya que, el destino es el mismo para todos aquellos que quieren arribar a un lugar en especifico. Se estira el brazo en señal de deténgase, apresurado sube el pasajero y busca un asiento entre la multitud, porque la competencia es dura a la hora de viajar cómodo. Existen los asientos preferenciales para los discapacitados, ancianos y mujeres embarazadas, comenzamos a respetar estas señales y ya no hacemos de la vista gorda a la hora de ceder el asiento. Suerte encontramos un asiento vacío, desde allí divisamos el panorama de la ciudad, captando al detalle todo lo que ocurre. Paradero tras paradero suben todo tipo de personas de los distintos niveles sociales, aquí no hay discriminación de ningún tipo al momento de llegar a nuestros destinos. A través del vidrio apreciamos como las calles van cambiando durante el recorrido y nos detenemos en distintos puntos de esta gran ciudad, donde “veloces humanos” y cobradores captan a ese público que desea movilizarse expresando la famosa frase: ¡¡Habla…vas!! La Brasil, todo Javier Prado, Jockey Plaza o a La Molina… lleva lleva!!. Suena gracioso, pero así es la realidad. Aquí no existe ningún tipo de discriminación sea por el nivel socioeconómico o racial. Suben desde comerciantes con sus bolsas llenas de víveres, oficinistas, enfermeras, estudiantes es decir acá se mescla la prole con la aristocracia. Como también hay esas personas malhumoradas, o que se hacen los dormidos para no pagar o no ceder el asiento, también suben los muchachos que van todo el camino escuchando su música en MP3, y que decir de esos humores que dan dolor de cabeza y ni con abrir las ventanas se disipa ese olor a cul…, por así decirlo. Pero también trae satisfacciones cuando sube una señorita guapa, coqueta, risueña y se sienta a nuestro lado, donde se percibe un perfume que nos deja hipnotizados. Queda la duda de si conversar sobre un tema que ni nos viene a la memoria en donde solo la veremos una sola vez, pero tanto pensar se paso el tiempo y ya se bajo en su destino (así es la vida). Siguiendo mi camino observamos cómo las personas suben y bajan, algunos apurados otros con la paciencia y la despreocupación que se les nota en sus rostros. Pero con un mismo propósito llegar a tiempo ya sea a sus trabajos, lugar de estudios o quizás de regreso a casa. Soñolientos y cansados del viaje nos acercamos a nuestro destino, de pronto el cobrador se acerca pidiendo pasajes sin percatarse que ya nos cobro como tres veces, queriendo agarrar incautos tratándole de sacar doble pasaje. Esquina bajan!! Se escucha, bajamos esquivando pasajeros, pidiendo permiso tratando de no (...)

1 comentario:

Anónimo dijo...

buen inicio, es que sigan...

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