miércoles, 18 de mayo de 2011

ENTREVISTA (DOS VOCES)

UNA PASIÓN INFORMAL
Motivado por su gran afición a la música, Rúben Darío –como se hace llamar- inició desde finales de 1996 su propio negocio de venta de música. ”Antes era empleado de alguien más, de un pata que vendía cassettes en Colmena”. Y me comenta a modo de remembranza, con una nostalgia algo simulada, que su stock inicial consistía apenas de cuarenta discos originales.
“Empecé porque las radios se volvieron muy comerciales y no me satisfacía lo que escuchaba. Sólo quedaron Radio Miraflores y Doble 9. Y por allí Estéreo 100”. Me cuenta también que antes, en su mejor momento, contaba con cinco proovedores, y hasta tuvo tres tiendas a su cargo. Ahora sólo tiene uno. “Un amigo que trabaja en LAN y viaja cada semana a Miami y a Brasil y me trae ediciones de álbumes o dvd’s de otros países antes que se editen en EE.UU.” Me habla con entusiasmo de cuando era más joven y lo sedujo la movida New Wave de Depeche Mode y Nitzer Evve. Y luego cuando en los 90’s se dejó llevar por el grunge. “Y claro el rock en español que se puso de moda con Soda Stereo. También me gustaba el rock nacional tipo Río, Frágil, aunque Río ya no me gusta porque se volvió muy comercial”. Sin embargo me obligo a hacerle una pregunta que lo arranque del pasado para transportarlo un poco al futuro. Y aunque creía que me daría una respuesta pesimista, fue totalmente relajado.
X: De hecho las ventas han disminuido con la llegada del Internet ¿no?
R: Sí, pero eso es bueno. Porque antes la gente compraba el álbum entero y si no le gustaba terminaba siendo un estorbo. En cambio ahora uno se baja lo que le gusta y si le parece que vale la piensa se y lo compra.
X: ¿Y vendes cosas que no te gustan?
R: Sí, de hecho. El Reggae por ejemplo no me gusta mucho, ni el Metal tan fuerte. O cosas que no conozco mucho como el Hip Hop. Hasta Teen Pop.
X: ¿Y te compran?
R: Sí, por ejemplo una vez vino un pata y su enamorada compró el único disco de Britney Spears que tenía. (Risas)
X: ¿Y cómo te ves en el futuro dentro de esto, dentro de la industria?
R: Pues esto ya lo veo más que nada como un hobbie. O sea ya no dependo de esto. Yo trabajo aparte en un supermercado. Esto es más que nada para seguir en contacto con los clientes que siempre vuelven. En el futuro planeo eliminar todo esto (señala todos los discos en venta) para que haya más espacio donde hablar. Porque ahora todo puede reducirse almacenando la música en disco duro.
Durante todo el tiempo no dejo de percatarme que durante todo este tiempo que me ha estado respondiendo hay una gruesa pared de casetes VHS que nunca había visto antes cuando le he comprado discos.
X: ¿Esos casetes de que son? Le pregunto.
R: Ah, esos son del 94. De cuando grababa música que pasaban en cable. Por esa época sólo había cable por Miraflores y San Isidro. Mi pata vivía justo en el límite con Lince. Estaban en el almacén hace tiempo y me los traje para que no se malogren.
X: ¿Y qué hay allí?
R: Los grupos que me gustan, videoclips, conciertos. O las presentaciones de distintas bandas al final del programa de David Letterman.
Y  siguió comentándome como tomaba un carro en la Colmena que lo llevaba hasta Lince. “En esos días que trabajaba por la Colmena pues”.  Y volvía así al inicio sin dejar de lado el tema que nos apasionaba tanto: la música. Y luego de intercambiar más opiniones de nuestros gustos musicales, justo cuando pensaba que ese era un ambiente ameno, me soltó algo que no veía venir.
R: Lo malo de todo esto es que como es informal te la juegas pues. O sea si un día vienen y me quitan todo, ya pues pierdo todo. ¿A quién le voy a reclamar?
X: ¿Y han venido alguna vez a revisar acá?
R: Una vez vinieron, pero me pasaron la voz a tiempo. Salí a ver y estaban a la mitad del corredor. Volví al stand y les dije a todos que se vayan. Cerré la puerta. Cerré y me hice el huevon. (Sonrie.)Y eso que habían cosas de los que estaban comprando en ese rato, encima de los cd’s. Pero ya pues, hasta que sacaran sus cosas se iban a demorar. Pero se los devolví  al toque, al día siguiente.
Finalmente me entrega el cd que le había pedido, prometo volver pronto. “Anda buscando el otro que te pedí”. Le digo como despedida, un poco apurado pero contento como siempre que hablo de música con el o con cualquier persona que me enseña un poco más. Y dejo a Rubén allí en su stand del segundo piso de Galerías Brasil, con su mar de portadas que hace de ese pequeño espacio suyo un collage ecléctico de imágenes que evocan al melómano que todo ser sensible lleva dentro. Más que ecléctico, hasta exorcizado.

1 comentario:

Omar M. Yóplac dijo...

Los personajes así, medio parias, siempre son un encanto. Solo hay que corregir un par de tildes y evitar el uso de muchas 'y'. Todo lo demás me ha gustado bastante. Un abrazo.

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